"Una educación hacia la libertad"
"La Escuela Waldorf no solo debería impartir conocimientos, sino también permitir a los educandos desarrollarse como personas libres y creativas". Rudolf Steiner
Hoy en día la Pedagogía Waldorf se encuentra cada vez más difundida en el mundo entero. Es una pedagogía que surgiendo de la visión antroposófica del ser humano y el mundo, permite el armónico desenvolvimiento del ser humano, como ser compuesto de cuerpo alma y espíritu.
Así como el cuerpo necesita de las condiciones adecuadas para desenvolverse en forma sana, así también el alma y el espíritu lo necesitan.
El sano desenvolvimiento de alma y espíritu, junto con el saludable desarrollo corporal, es lo que la Pedagogía Waldorf quiere emprender, y lo hará en cada etapa de la vida escolar de una forma diferente .
En la etapa que corresponde a lo que llamamos el primer septenio (hasta los 7 años) buscamos, por sobre todo, que los niños puedan despertar hondas experiencias morales del mundo que los rodea, que puedan desarrollar una rica vida imaginativa y un despliegue libre y armónico de su voluntad. Estas tres cosas forman en verdad un organismo y se complementan entre sí. El desarrollo de la enseñanza propiamente tal, es algo que en la Pedagogía Waldorf comienza a partir de los 7 años (momento en el cual comienza el segundo septenio), desarrollo que a su vez será abordado de una forma distinta a la pedagogía tradicional. Hasta ese entonces, lo cognitivo está inmerso en las vivencias profundas que el niño tiene con el mundo.
Para lograr que estas cosas se realicen, hemos de tener en cuenta distintos aspectos:
Se busca el desarrollo de la imaginación con especial cuidado. Se cuentan cuentos especialmente elegidos para su edad, que los niños luego actúan, permitiendo que de esta forma que la imaginación llegue a sus movimientos. Lo importante en esta etapa es que todo lo que reciban llegue hasta su voluntad, y que lo que se emprenda se realice en un ambiente de calor y mucha alegría.
Por otro lado son funadamentales los rítmos, y para ello el día está organizado rítmicamente. Esto da seguridad interior a los pequeños y permite también el correcto desarrollo de su voluntad. Siempre hemos de tener presente que la educación es algo para toda la vida.
El juego ocupa un lugar central. Es muy importante que los niños puedan moverse libremente y que sus movimientos estén plasmados de la imaginación. Por eso buscamos para esta edad, juegos en los que no haya reglas ni formas exteriores, sino que surjan de la vida interior del niño, de lo que imagina.
Las flores, las plantas, los animales, la brisa, la luz del sol, son el entorno más adecuado para el desenvolvimiento del alma infantil. En un mundo tan tecnificado como el nuestro, poder encontrar un entorno en que nos vinculemos con las cosas reales, lo consideramos indispensable para los niños. La naturaleza es algo que impacta en la totalidad del ser humano; lo abarca íntegramente. Nuestras percepciones, nuestros sentimientos, nuestras vivencias, se dignifican en el encuentro con la naturaleza.