Pedagogía Waldorf

Pedagogía Waldorf en Chile:

Artículo publicado en el diario El Mercurio en febrero del año 1979, momento en el cual se daba inicio a la pedagogía Waldorf en Chile. (Ha sido editado para corregir pequeños errores que aparecían en la publicación de 1979).

Artículo:

Las tres edades del niño

Fue Goethe el primero que habló de una escuela donde no se pusieran notas y los alumnos gozaran aprendiendo.

¡Pobres niños! Los educan como si fueran adultos menos desarrollados y les enseñan conceptos intelectuales que ellos no puede aún captar, porque están en otro estado de conciencia.

Esto es un convencimiento para Claudio Rauch*, hijo de inmigrantes centro europeos, con estudios en Estados unidos y en la universidad suiza Goetheanum, dedicada a la enseñanza de las ciencias espirituales antroposóficas, algo poco conocido en Chile, pero ya antiguas en Europa.

En las escuelas que siguen el método Waldorf no se hacen pruebas ni se ponen notas, porque se quiere eliminar por completo la competencia. Se trata de conducir al niño a estudiar por amor al estudio, para que mañana sea un adulto que trabaje por amor al trabajo. “La competencia es necesaria en los colegios normales porque se les enseña de una forma antinatural” dice Rauch.

Es un hombre singular, apasionado por lo que define como una ciencia espiritual, cuyo fundador fue el austríaco Rudolf Steiner, que murió en 1925. Un precursor de la antroposofía fue Goethe y uno de sus más conocidos cultores contemporáneos es el director de orquesta Bruno Walter. En Alemania proliferan desde 1919 las escuelas Waldorf, que son el brazo pedagógico de la antroposofía.

Evolución

El postulado básico de esta ciencia de carácter esotérico es que existe otra percepción, que no es la de los sentidos ni la de la naturaleza, sino la del espíritu, y ésta se tiene que adquirir.

“En el hombre - dice Rauch - lo más importante no es lo dado por la naturaleza, sino lo que él tiene que conquistar. Todos tenemos la posibilidad de la percepción extrasensoria o metafísica, pero no se nos enseña a desarrollarla. En occidente no existe una cultura de lo espiritual.”

La antroposofía, insiste, es una diciplina científica. Uno de los métodos empleados es la meditación. “El hombre es conducido lentamente hacia la percepción de un mundo superior, y de estar supeditado a lo sensorial va entrando en la interioridad misma de las cosas; en la verdadera comprensión de la vida.”

Pero en la pedagogía no se trata de la educación para los sentidos superiores, que solo se puede comenzar desde los 21 años. La Pedagogía Waldorf surge de una comprensión distinta del mundo y del hombre. Recuerda en primer lugar algo que es aceptado por la ciencia: que el hombre en el estado fetal, tiene que recapitular todo el ascenso evolutivo de los organismos: desde el estado unicelular, pasando por toda la escala biológica, hasta llegar a ser hombre.

Lo mismo ocurre – dicen – en el terreno espiritual “La Antroposofía se da cuenta de que el hombre tiene que recapitular todo el desarrollo de la historia de la humanidad, los distintos estados de conciencia que ésta ha tenido, hasta llegar al momento actual”, explica Rauch.

De esto nace toda una concepción pedagógica: el niño no es un adulto menos desarrollado, sino que solo llega al estado de conciencia del adulto normal tras haber pasado por tres estados distintos, que van cambiando cada siete años. En cada una de estas etapas tiene que haber un modo distinto de educar.

La psicología tradicional llama a esos estados: consciente, subconsciente e inconsciente. La Antroposofía, dice Rauch, tiene la posibilidad de investigar qué facultades humanas existen en cada una de estas regiones; y llega a la conclusión de que en el lugar donde se desarrolla la vida inconsciente tiene su asiento la voluntad. Que la región subconsciente es la del sentimiento y la del consciente de la vida intelectiva.

Desde esta perspectiva, se crea un sistema pedagógico diferente al que surge de la psicología tradicional. Entre uno y siete años, el niño tiene una consciencia “inconsciente” o volitiva y hay que educarlo a través de la voluntad. No se trata de lo que el profesor hable, sino de lo que haga, porque el niño aprende por imitación desde lo más básico, que es caminar y hablar, en su primer año.

El cambio de estado de consciencia se produce en la época que muda los dientes. Es la etapa de la consciencia “subconsciente” o sensitiva y hay que educarlo a través del sentimiento y no del intelecto. La clave será el arte. “No se obvia ninguna materia, sino que se busca la manera de hacerlo artísticamente”, explica. “Se enseña a leer y a escribir tal como la humanidad aprendió a hacerlo, en forma jeroglífica en Egipto. No se trata de jugar con las palabras, sino que la letra nace de lo concreto. De la forma artística los niños pasan a lo abstracto sin darse cuenta. Un proceso que no es intelectual”.

Como un oasis

El proceso intelectual recién empieza a ser posible a los catorce años, cuando nace la conciencia intelectiva. Sólo entonces comienzan en las escuelas Waldorf las abstracciones, que en la educación convencional se inician en el Kindergarten. El resultado – afirma – es una integración de todas las facultades humanas. “Hoy se olvida la educación de la voluntad y la del sentimiento y hay un desequilibrio evidente. Un ser integrado podrá luego en la vida adaptarse a cada nueva circunstancia con fortaleza interior”

Su primera preocupación en Chile fueron los niños necesitados de cuidados especiales (educación diferencial) porque – dice – si ya es dramático como se educa a los niños normales, el caso de los niños necesitados de cuidados especiales es patético. ”Se trata de mostrar que al niño se le puede dar su mundo propio, donde puede vivir dentro de las facultades que realmente tiene, sin tiranizarlo hacia la conquista de algo que no va a poder alcanzar. No se puede incurrir en el error de una mera instrucción, por estímulos de reflejos condicionados. El colegio quiere ser como un oasis. Mostrar que a los niños necesitados de cuidados especiales se les puede educar humanamente, sin caer en el adoctrinamiento ni en el intelectualismo. Poner énfasis en las facultades imitativas y en las artísticas”. M.S.

* Fundador de la Antroposofía y la Pedagogía Waldorf en Chile.